dimecres, 30 de novembre del 2016

Las Guerras Médicas y el enfrentamiento entre Oriente y Occidente



Griegos y persas, cristianos y musulmanes, capitalistas y comunistas, el enfrentamiento entre Oriente y Occidente va más allá de la religión, la ideología y el sistema de gobierno, una situación que ha construido y determinado la imagen de estas dos partes del mundo eternamente enfrentadas y que tanto se ha deformado a causa de la propaganda a lo largo de todos estos siglos de enfrentamiento y hostilidad. Esta imagen, aunque elaborada a través de los siglos, comienza a construirse en torno al primer choque a gran altura entre Oriente y Occidente en las Guerras Médicas (490-478 a.C.) de los siglo V a.C. Se ha producido mucha historiografía sobre este momento histórico tanto del mundo académico como del mundo de la cultura como recientemente se ha visto con las películas (“300” y “300: El Origen de un Imperio”) y los cómics que han ayudado a difundir esta idea a través de la cultura pop. En esta imagen se representa a Grecia y Persia como dos bloques opuestos, como el blanco y el negro o el agua y el aceite. Por un lado, Grecia representa la libertad individual de los hombres, la democracia, la razón y el pensamiento crítico, por otro lado, Persia es la tiranía, el despotismo oriental, la esclavitud, la superstición y el misticismo.  Esto es fruto de la maquinaria propagandística a lo largo de los siglos y de esta confrontación crónica, pero, como toda propaganda se trata de una imagen distorsionada de la realidad por lo que intentaré explicar en un espacio breve la complejidad de estos dos cosmos enfrentados en la Antigüedad y su repercusión en la historia posterior.

Los persas eran un pueblo asentado en el sur de la meseta irania integrados dentro del Reino de los Medos, que se extendía desde la frontera con el Imperio Neo-babilónico en el occidente y los territorios orientales de la actual Pakistán en Oriente. La familia Real meda estaba emparentada con una importante familia persa, los Aqueménidas. Un príncipe persa de esta familia, llamado Ciro, reclamó su derecho al trono y se hizo con el control de los territorios del Reino de Media en poco tiempo e incorporando también Asia Menor, Siria, Armenia y Mesopotamia en el siglo VI a.C.
Cronología y expansión del Imperio Persa
Sus sucesores más próximos continuarían la política de expansión con las conquistas de Egipto, el Levante y parte de Tracia (Bulgaria) convirtiendo al Imperio Persa en el imperio más grande del momento, pero, ¿eran bárbaros intolerantes? ¿Tiranos? ¿Déspotas? Mayormente no, esta es una imagen negativa que se ha creado a lo largo de los siglos como una especie de determinismo geográfico. El Imperio Persa, como todos los imperios orientales que los habían precedido, tenía una vocación universalista basada en el control de las rutas comerciales. El Imperio Persa era un imperio multinacional organizado territorial y administrativamente en “satrapías”, un territorio dirigido por un sátrapa que prácticamente gobernaba como un rey independiente con la única obligación de pagar un tributo anual y de aportar un número determinado de tropas cuando era necesario, por esta organización el rey de los persas recibe el título de “Rey de Reyes” porque es el único que está por encima de los sátrapas del imperio, que ejercían como reyes en su propio territorio. El Imperio Persa además era un imperio politeísta, los persas tenían su propia religión, el zoroastrismo, que todavía pervive en ciertas zonas de Irán, pero las religiones de los demás territorios del Imperio eran normalmente respetadas. Los primeros imperios orientales se formaron con el objetivo de controlar las rutas comerciales, los persas sabiendo de la importancia de un buen sistema de comunicaciones construyeron el Camino Real que conectaba la ciudad de Éfeso, en la costa asiática del Egeo, con Susa, la capital del Imperio. Esta carretera permitía una rápida comunicación entre las diferentes partes del Imperio lo que provocaba una rápida actuación en caso de peligro, pues los persas formaron alrededor de esta infraestructura una eficaz red de correos formada por mensajeros reales que se encargaban de llevar las noticias y las órdenes a cada lugar del Imperio Persa. La gran organización el Imperio Persa lo convirtió en la potencia hegemónica indiscutible del momento, sin embargo su mayor virtud era su mayor debilidad, la gran autonomía de la que gozaban los sátrapas en sus territorios daba lugar a algunas intentonas independentistas como pasó con la satrapía de Egipto, que llegó a independizarse temporalmente del Imperio hasta que volvió a ser conquistada unos años después cuando las disputas dinásticas del imperio hubieron terminado. Por otro lado, el sistema de reclutamiento persa permitía la formación de ejércitos de tamaños gigantescos que llegaban a sobrepasar los 200.000 efectivos, sin embargo, la mayoría de estos soldados eran campesinos forzados a la leva que no tenían un adiestramiento ni un equipo militar decente a excepción de la Guardia Real, los Inmortales, que formaban el único cuerpo profesional del ejército. Los ejércitos persas se basaban en la combinación de los arqueros y la caballería, este sistema resultó ser tremendamente efectivo al combatir en Oriente Próximo y Medio, donde los ejércitos estaban compuestos por infantería y caballería ligera muy vulnerables contra los arqueros y la caballería pesada persa pero en las Guerras Médicas este sistema de combate resultó ineficaz contra las apretadas formaciones de la infantería pesada griega, por este motivo se decía que el Imperio Persa era un gigante con pies de barro, cosa que más adelante les saldría muy caro con terribles consecuencias.

Por su parte, el mundo helénico se presenta como un cosmos tremendamente complejo empezando por la idea de Grecia. Como tal, Grecia como concepto geográfico no existe ni hay una conciencia “nacional” de los griegos de pertenecer a una misma nación, para un ateniense es igual de extranjero un persa que un espartano o un tebano, aunque sí que se hace la distinción entre ser griego o bárbaro. Ser griego no significa haber nacido en Grecia, ya se ha dicho que Grecia como elemento territorial no existe, sino que ser griego significa llevar una vida al estilo griego ¿Qué se requiere para ser griego? Lo primero e indispensable para ser griego es hablar griego, honrar a los dioses al modo que hacen los griegos construyendo templos y haciendo ofrendas, o beber el vino aguado, entre otros. Este estilo de vida era lo que hacía a un hombre “griego” y Grecia estaba en cualquier lugar donde hubiese una comunidad que vivía según el estilo de los griegos, así pues, Grecia estaba en el Egeo, estaba en el Mar Negro, en el sur de la Galia, en Hispania, en Libia o en el sur de Italia y Sicilia. Los griegos formaban un cosmos propio al espacio Mediterráneo, no ajeno al mundo exterior, pero un mundo griego dentro de un mundo más grande de griegos y bárbaros. La organización de cada polis es radicalmente distinta la una de la otra, cada una con un régimen y unas leyes completamente diferentes, aunque los dos referentes claros de regímenes griegos de la polis son los de Atenas y Esparta.

La polis de Atenas, ubicada en la península del Ática, es un pequeño resumen de la historia de los regímenes griegos de la Antigüedad, pues Atenas ha pasado por todos los regímenes posibles, en época arcaica nació como una monarquía como el resto de polis, mutó después en una oligarquía, después en tiranía y finalmente en la famosa democracia ateniense, régimen por el que se reconoce a la polis de Atenas pese a que no fue un periodo relativamente largo pero si más representativo por su influencia posterior en Occidente y por converger en el momento de mayor apogeo de Atenas hasta el fin de la Guerra del Peloponeso (441-404 a.C) en que la democracia radical ateniense es derrocada por los espartanos y sustituida por el gobierno de los Treinta Tiranos, que sería nuevamente derrocado por los partidarios de la democracia aunque sin volver a la democracia radical de la Época Clásica de Pericles y quedando en un segundo plano por la nueva potencia emergente del Reino de Macedonia al norte. Por su lado, la polis de Lacedemonia, ubicada en el sur de la península del Peloponeso y con capital en Esparta, presenta una evolución muy moderada bajo un régimen de oligarquía pero manteniendo numerosas instituciones de la época arcaica, como la monarquía que era de carácter dual, es decir, había dos reyes, pero se trata de un concepto de “rey” diferente al que nosotros podamos tener, la monarquía es una magistratura más del Estado espartano, no se trata del máximo soberano de la polis, sino que sus funciones son meramente militares y religiosas en época clásica, funciones que con el paso del tiempo se le fueron quitando en favor de otras magistraturas con mayor importancia como en el caso de Lacedemonia la magistratura de los éforos, los encargados de velar por el cumplimiento de la legislación de Licurgo, la ley sagrada que rige Esparta. Este carácter arcaico y cerrado del régimen espartano fluye con su concepción de ciudadanía y su brutal sistema educativo que pretendía formar a sus ciudadanos, condición que no se alcanzaba hasta cumplir los 30 años, en el campo de la política y la guerra, las únicas labores que, según el prisma espartano, eran las únicas actividades que un ciudadano, por dignidad humana, podía ejercer, el servicio a la polis como político y como guerrero, factor que estructura la sociedad lacedemonia en tres niveles sociales: los homoioi, ciudadanos lacedemonios que viven en la ciudad de Esparta y forman el grupo político y militar, los periecos, personas no ciudadanas que viven en otras ciudades o aldeas de la polis que hacen la función artesanal y por último, los ilotas, la población sometida de Mesenia (región vecina de Esparta) en un brutal sistema de esclavitud que ralla el genocidio, que tenían como función el trabajo de los campos de los ciudadanos espartanos. Atenas y Esparta representan los dos regímenes griegos más opuestos de la época,
Hoplitas griegos del período helenístico
mientras Atenas representa el sistema democrático y el individualismo, Esparta representa el sistema oligárquico donde prima más la colectividad que la individualidad en todos sus niveles. Esta diferencia se ve también en el campo militar, que en época clásica es un reflejo de la sociedad de cada polis, mientras que la falange hoplítica ateniense muestra un equipamiento y una simbología muy heterogénea la falange espartana es uniforme en todos los aspectos.

Pese al antagonismo que las polis griegas, eternamente divididas por la constante rivalidad unas con otras, en momentos de gran peligro y necesidad se formaban ligas para hacer frente a un enemigo común, aunque estas no solían comprender a todas las polis de la Hélade, el ejemplo más claro de esto es la Liga Helénica formada para contrarrestar la segunda expedición persa sobre la Grecia continental, es decir, la Segunda Guerra Médica. No fueron pocas la polis que aceptaron el dominio persa sobre Grecia, el reino de Macedonia, las polis de la región de Tesalia (norte de la Grecia continental) o incluso la ciudad de Tebas se mantuvieron neutrales o permitieron el paso del enorme ejército persa, algunos como el reino de Macedonia llegaron a establecer una relación de vasallaje con el Imperio Persa, pagando tributo y haciendo una aportación militar al esfuerzo de guerra persa con pertrechos y soldados, aunque el rey de Macedonia del momento, Alejandro I, llevó a cabo una acción a dos bandas entre ambos bandos beligerantes que hace dudar sobre el papel de Macedonia en el conflicto. Solo el sur de Grecia mostró una oposición a la dominación persa, Atenas porque era el objetivo del rey Jerjes por la derrota que habían infligido a su parte en Maratón (490 a.C.) años antes y Esparta porque con la caída de Atenas veía peligrar su preciada independencia.

Se formó una coalición griega para desbaratar la amenaza bárbara, Esparta llevaría el mando terrestre mientras que Atenas tomaría la iniciativa en el mar. La estrategia espartana consistía en replegarse al Peloponeso y plantar cara en el istmo de Corintio, una estrecha superficie terrestre que conectaba el Peloponeso con el Ática y Beocia pero había que evacuar previamente dichos territorios por lo que se trazó una primera línea de defensa terrestre y marítima para ganar tiempo. Esparta, junto con otras polis griegas montaría una pequeña defensa formaba por unos 7.000 hoplitas (300 espartanos) en el paso de las Termópilas, un paso estratégico que conectaba la Grecia central y del sur (Beocia, Ática, Peloponeso…)  con la Grecia del norte (Macedonia, Tesalia…), mientras que Atenas bloquearía el estrecho marino entre la costa de las Termópilas y la isla de Eubea. La estrategia dio resultado pese a la derrota aliada en las Termópilas (480 a.C.), Atenas pudo ser evacuada al igual que el resto de la zona, la ciudad fue saqueada pero la pronta victoria naval ateniense en Salamina (480 a.C) dio un vuelco a la guerra forzando a Jerjes a retirarse a Asia y con parte de sus tropas dejando las más preparadas a las órdenes del mercenario griego Mardonio que, después de retirarse a Tesalia para pasar el invierno, fue derrotado en la batalla de Platea (479 a.C.) por el ejército aliado liderado por Esparta. Se acababa así el intento de Persia por incorporar Grecia al imperio, al menos directamente, ya que la Grecia continental continuaría sufriendo las intervenciones del Imperio.

Desaparecida la amenaza persa en el territorio continental, Esparta y sus aliados abandonaron la Liga Helénica, lo que pudo haber sido el primer intento de una Grecia políticamente unida se acabó por las rivalidades y el recelo a su independencia de las diversas polis que la componían, por su lado, Atenas apostó por continuar la guerra para expulsar a los persas de la costa de Asia Menor, una zona de cultura griega y que había sido el motivo del conflicto de las Guerras Médicas, formó la Liga de Delfos para construir una poderosa flota de guerra para expulsar a los persas del Egeo. La Liga cumplió su objetivo y los persas se retiraron de la costa del mar Egeo, esto debería suponer el fin de la Liga de Delfos que había cumplido su objetivo, sin embargo, Atenas, que era la potencia hegemónica de la Liga, sometió a sus aliados reduciéndolos a un estado de dependencia convirtiendo la Liga en un Imperio Ateniense que amenazaba el equilibrio de poderes que se había establecido en la Grecia continental entre Esparta y Atenas.
Mapa político del Egeo al inicio de la Guerra del Peloponeso
Cuando Atenas atacó la colonia corintia de Potidea, Corintio pidió ayuda a Esparta, que consciente de la amenaza que suponía Atenas para su independencia y el equilibrio de poder reorganizó la Liga del Peloponeso y declaró la guerra a Atenas. Comenzó así la Guerra del Peloponeso (441-404 a.C.) que enfrentaría a las dos principales potencias de la Hélade, Atenas y Esparta, por la hegemonía total en Grecia. Mientras los griegos luchaban entre ellos, el Imperio Persa miraba expectante apoyando a uno u otro bando con el fin de alargar la guerra al máximo y debilitar a los desunidos griegos. Treinta años duró la guerra que acabó con la derrota de Atenas y la abolición de la democracia radical, convirtiendo a Esparta en la potencia hegemónica de Grecia que en los años siguientes llevaría a cabo una política intervencionista en las demás polis para derrocar todo régimen político que no fuera una oligarquía, lo que llevó a no pocas guerras entre griegos como la Guerra de Corintio (395-387 a.C) contra la hegemonía espartana, todo financiado por el oro persa, por supuesto.  Persia, al ver que no era viable un intervención directa para dominar a los griegos con sus numerosos ejércitos prefirió ejercer una influencia económica en cada guerra que se librase entre los griegos, situación que aprovechó para recuperar el control de la coste asiática del Egeo, las constantes guerras en Grecia debilitaron la economía y el campo, los campesinos, al no verse a salvo decidieron abandonar el campo y trabajar como mercenarios a sueldo para poder sobrevivir, esto produjo un gran movimiento de población en la superpoblada Grecia continental, el constante estado de guerra de las polis hizo imposible que sus hoplitas, todos ciudadanos,  pudiesen ejercer sus actividades civiles y económicas, por lo que la falange de ciudadanos entró en crisis en favor de la contratación de los mercenarios para formar los ejércitos de nuevos combatientes, lo que permitió a sus ciudadanos volver a sus actividades civiles pero que aumentó sustancialmente el coste de la guerra al mismo tiempo que la situación en el campo empeoraba. La polis había entrado así en un momento de decadencia que los persas se encargaron de fomentar hasta crear un régimen de clientelismo y dependencia económica para hacer frente a las necesidades militares. Cuando Esparta fue derrotada en la batalla de Leuctra (371 a.C) la hegemonía pasó a manos de los tebanos, que continuaron la línea de acción que los persas habían marcado en la política exterior de las polis griegas, pero lo que ni los persas ni los griegos habían previsto era el alzamiento de una nueva potencia que iba a cambiarlo todo para siempre, el Reino de Macedonia.
En la época clásica, Macedonia se había mostrado como un reino irrelevante del norte entre el helenismo y barbarie, completamente dividido por disputas internas y guerras fronterizas con tribus ilirias y tracias no había podido construir un estado sólido y fuerte capaz de imponerse sobre sus enemigos… hasta que llegó Filipo.
Reconstrucción de la imagen de Filipo II de Macedonia
Hijo menor de la dinastía de los Argeadas de Macedonia, fue mandado a Tebas como rehén como resultado de una intervención tebana en el Reino de Macedonia, allí aprendió de las últimas innovaciones de la guerra de los mejores generales del momento como Epaminondas, vencedor de los espartanos en Leuctra. A la muerte de su hermano a manos de los ilirios en batalla, Filipo ascendió al trono y llevó a cabo importantes reformas del Estado, se hizo con el control de las minas de plata de Tracia y creó un poderoso ejército profesional que combatía en una falange más ligera que la griega y una lanza, la sarissa, el doble de larga que la lanza hoplita común. Con un duro entrenamiento y una fuerte disciplina formó un ejército lo suficientemente eficaz como para imponerse a ilirios y tracios.
Falange macedónica diseñada por Filipo II.
Asegurado y fortalecido el Reino de Macedonia se lanzó a la conquista de Grecia en una mezcla de habilidad bélica y diplomática derrotando definitivamente a tebanos y atenienses en la batalla de Queronea (338 a.C.). Con Grecia y Macedonia unidas bajo una misma bandera puso su mirada en el enemigo histórico, Persia. Hizo planes, reunió tropas, pertrechos y dinero pero la muerte le sorprendió cuando un miembro de su guardia personal lo asesinó en el 336 a.C., quién movió la mano de su asesino continúa siendo un misterio, quizá Persia que, temerosa de una Grecia unida y fuerte bajo un mando competente veía una seria amenaza en el rey macedonio, quizá una confabulación de los griegos que, considerando a los macedonios como bárbaros, no estaban dispuestos a aceptar su dominio sobre Grecia o puede que una de sus esposas, Olimpia de Epiro, madre de Alejandro, que veía peligrar el derecho al trono de su hijo en favor de otros hijos legítimos de Filipo, fuese quién fuese el responsable de la muerte de Filipo II fue algo muy conveniente para Alejandro pues inmediatamente fue proclamado rey con tan solo 20 años como Alejandro III de Macedonia. Nadie esperaba demasiado de él, todo el mundo pensó que, una vez muerto Filipo, el poder de Macedonia se disolvería con él, fueron muchos los que se rebelaron contra Macedonia, las tribus bárbaras del norte se rebelaron y después lo hicieron Atenas y Tebas. Todos subestimaron al niño rey y lo pagaron caro. Alejandro no solo había heredado de su padre un estado y ejército fuertes, sino que además era una fuerza de la naturaleza, había sido educado nada más y nada menos que por Aristóteles, que le enseñó en los campos del saber. En la guerra su propio padre fue su ejemplo, siendo soldado a los 16 y general a los 18 con bastante acierto. Su madre Olimpia, por su parte, le dio a su hijo las ideas de grandeza, se comentaba que Olimpia estaba en contacto con los dioses y que hablaba con ellos a través de las serpientes, decía que Zeus era el padre de Alejandro y no Filipo, y a eso hay que añadir el pensamiento de que los Argeadas de Macedonia descienden del mismísimo Heracles y la familia materna de los Molosios de Epiro lo hacían de Aquiles, personajes a los que Alejandro admiraba profundamente. Resultado de todo esto es un hombre adelantado a su tiempo, una vez hubo sofocado las revueltas en sus territorios europeos invadió el Imperio Persa derrotándolo estrepitosamente en cada batalla y siendo ampliamente superado en número en todas ellas. En 11 años Alejandro se convirtió en el amo del mundo habiendo creado un imperio que se extendía desde Grecia hasta la India, era el Imperio Alejandrino, de corta duración, pues murió con él (323 a.C.), pero de vital importancia para la historia de Occidente y es que como ya se ha dicho Alejandro era un hombre adelantado a su tiempo.
Expedición de Alejandro Magno y su imperio
A diferencia de sus antecesores griegos y soldados macedonios, Alejandro no tenía como objetivo humillar a los persas, sentía un profundo respeto por su mundo y sus costumbres. Alejandro no destruyó el Imperio Persa, sino que se proclamó sucesor del Rey de Reyes, Darío III. Alejandro siguió la tendencia universalista de los imperios orientales, lejos de crear una élite macedónica que gobernara sobre la enorme extensión de pueblos asiáticos, respetó a las jerarquías locales e intentó fomentar la integración de los pueblos a través de matrimonios entre macedonios y asiáticas, el mismo se casó con varias princesas orientales para incentivar la unión entre los pueblos y hacer ver a los asiáticos que los macedonios y griegos, como conquistadores no eran sus superiores, sino sus iguales. Obviamente, esto es algo que sus oficiales y soldados macedonios, después de once años de batallas por toda Asia no estaban dispuestos a aceptar, querían botín y riquezas por la sangre derramada y no estaban dispuestos a compartirla con aquellos a los que tan duramente habían combatido desde Asia Menor hasta Pakistán. El sueño de Alejandro de crear un mundo unido sin enemistades entre razas y pueblos fracasó, pero no murió con él, una nueva cultura surgió de esta unión alejandrina de la Grecia Clásica y la cultura Oriental, el Helenismo. Esta nueva cultura le sobrevivió a él a través de sus sucesores, los Reinos Helenísticos y de ellos pasó a Roma a través de las familias más importantes de la República como los Escipiones y más adelante con el emperador Augusto y sus sucesores. Si bien la parte Occidental del Imperio Romano se barbarizó el Helenismo perduró en la parte Oriental, sobreviviendo en el Imperio Bizantino y más adelante en el Islam, que adoptó numerosas tradiciones culturales y administrativas del helenismo.

Griegos, persas, macedonios, romanos, partos, musulmanes, cristianos… todo nuestro ser proviene de Oriente, las Guerras Médicas no fueron un duelo a muerte entre dos formas de ver el mundo, libertad contra tiranía, democracia contra despotismo o la razón contra la superstición y si bien es verdad que la historia de Europa habría sido muy diferente si el Imperio Persa se hubiese impuesto a los griegos en las Guerras Médicas estos conflictos no supusieron ese gran choque de trenes entre bloques opuestos, sino que supusieron una fusión cultural de repercusiones increíbles, primero con los contactos de ambas culturas en las Guerras Médicas y después con su fusión en tiempos de Alejandro Magno. Todo nuestro ser viene de Oriente. Egipto, Grecia, los fenicios, Cartago, el Imperio Romano, el Imperio Bizantino, el Cristianismo, el Islam, el Judaísmo… no se trata de Occidente contra Oriente, de Democracia contra Dictadura, de Cristianismo contra Islam, el ser humano es una animal social que piensa y siente pero que olvida de donde viene, ser de aquí o ser de allá, ser europeo o ser árabe, somos el resultado de un niño que se convirtió en rey y de rey en amo del mundo, el sueño de aquel Alejandro al que llaman el Grande que hoy lloraría al ver su sueño hecho pedazos, de ver a los pueblos que una vez quiso unir enfrentados otra vez, porque de una forma u otra todo lo que somos, viene de Oriente.

dilluns, 14 de novembre del 2016

12 de octubre ¿Fiesta Nacional?

12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón llega (sin saberlo) al continente que hoy conocemos como América, marcando el nacimiento de uno de los imperios más bastos que la Humanidad ha visto, el Imperio Español, que en su momento de mayor expansión en América (era el primer Imperio presente en todo el mundo) abarcaba desde California y la Luisiana incluyendo Florida hasta el extremo más meridional del continente americano (Argentina y Chile). Así pues, se inicia un periodo de la historia en que la Monarquía Hispánica, con Castilla a la cabeza, y posteriormente en el 1715 el Reino de España, regiría durante más de 300 años los asuntos del mundo como potencia hegemónica hasta el proceso de Independencia de América Latina en las primeras dos décadas del siglo XIX y la definitiva expulsión de España del continente tras la Guerra hispano-estadounidense de 1898.


Así murió definitivamente España como potencia mundial, pero ¿cuál fue su legado? ¿fue un genocidio y saqueo masivo o fue la creación de una nueva civilización en el continente americano? Esta cuestión divide todavía políticos e historiadores de ambos lados del océano atlántico entre indigenistas (defensores de la tesis del genocidio y el expolio) e hispanistas (defensores de la civilización hispánica). Si bien, ambas posturas tienen razón en muchos aspectos, ambas están increíblemente manipuladas, bien primero por los movimientos revolucionarios latinoamericanos (tanto liberales como marxistas) y la historiografía anglosajona (Gran Bretaña, Estados Unidos…) y segundo por sectores más reducidos al ámbito académico y a ciertos sectores de la derecha en España y Latinoamérica.

Mi intención con este artículo es intentar arrojar un poco de luz sobre este asunto que a día de hoy divide al mundo hispánico a niveles que sobrepasan la xenofobia entre los diferentes miembros de la comunidad hispánica y poder dar así un nuevo enfoque a los queridos lectores de esta revista, a la cuál tanta estima tengo, y además dar mi opinión sobre el día que más saca a pasear esta penosa situación, nuestra Fiesta Nacional, el día de la Hispanidad.

Empezaré primero con la tesis indigenista convirtiendo en pregunta a la proclama que denuncia el acto del “Descubrimiento de América”. ¿Fue América invadida y saqueada? ¿Llevaron a cabo los conquistadores españoles un genocidio contra los pueblos precolombinos? Definitivamente NO y a continuación voy a explicar por qué.

El primer error de la tesis indigenista es un error claro de base al juzgar hechos de una mentalidad medieval con una mentalidad liberal-burguesa en los conceptos de “pueblo” y de “nación”. Analicemos la frase de abajo a la derecha de la imagen ¿resistencia indígena? ¿A caso Cortés y los conquistadores, que no llegaban a los 500 hombres, derrotaron solos a un imperio de millones de personas? No amigos, fueron muchos los indígenas que se unieron a Cortés, no por miedo sino porque lo veían como un libertador del yugo de los aztecas, que exigían a estos importantes tributos. Si bien es cierto que hay episodios de extremada violencia, como el gobierno de Colón y sus hermanos de la isla de la Española (Haití) o algunos episodios de las conquistas de México y el Imperio Inca, estos fueron denunciados por numerosos religiosos que habían viajado a las Indias con misión evangelizadora y ya en tiempos de Isabel la Católica se decretó que todos los indios eran vasallos de la Corona de Castilla, pues tras un importante debate teológico se determinó que los indios tenían alma y por tanto, que eran personas. Si bien las leyes de protección de los indios se llevaron a cabo con bastante flexibilidad, no se puede hablar de una represión sistemática contra los indígenas, pues seguían siendo un recurso preciado como mano de obra, al menos hasta que la Corona de Castilla se hizo con el control total del territorio conquistado con la instauración de los virreinatos, la creación del Consejo de las Indias, la abolición de la encomiendas (modelo colonial que organizaba el territorio en los primeros momentos de la conquista) y la nueva organización colonial quedando como única autoridad las instituciones de la Corona. ¿Hubo un genocidio de los pueblos precolombinos por parte de los españoles? Si bien en el siglo XVI el continente americano fue el único que sufrió una drástica pérdida de población frente al crecimiento de los demás continentes no se puede hablar de genocidio por
varias razones. Primero, por la modernidad del concepto de “Genocidio” que significa el asesinato planificado y sistemático de un grupo étnico, político, religioso o racial, algo en que los españoles no tenían ningún interés porque era una pérdida terrible de mano de obra que en nada les favorecía. Los indígenas, al no estar preparados para las enfermedades que los europeos trajeron consigo cayeron como moscas y los europeos, que por esa época no tenían conocimientos tan avanzados en medicina poco pudieron hacer ante la mortalidad que se extendía sobre los indígenas. Llegamos al último punto de la tesis indigenista, el saqueo, y para esto hay que dejar clara una cosa, y es que para los indígenas precolombinos el oro y la plata no tenían ningún valor. Así es, abundaba de tal forma que solo tenía in valor ornamental y se usaba como ofrenda a los dioses, pero no era un mecanismo de intercambio de valor como se consideraba en Europa, solo fue más adelante con la creación de una clase criolla y la penetración de los valores liberales que este hecho comenzó a sentirse como una afrenta de los españoles, una afrenta basada en una verdad a medias, y es que en los primeros momentos de la conquista solo el 15% de los metales preciosos viajaba a España, era el Quinto Real, la parte del botín que correspondía al rey. Más adelante con el control de la Corona sobre el territorio la cifra y los metales fueron variando, pero quedando siempre la mayoría de ellos en los virreinatos americanos, pues gestionar un territorio tan basto era caro, y los españoles fundaron ciudades, crearon infraestructuras y construyeron iglesias y universidades en toda América Latina. Tal llegó a ser la integración de los territorios americanos que la Constitución de la Pepa de 1812 reconoció a los españoles americanos, los criollos, como ciudadanos de pleno derecho, todo y que en la práctica continuaba habiendo diferencias con los españoles peninsulares que solían ocupar los puestos más altos en la administración y el ejército. Este reconocimiento llegó tarde, pues en la redacción de la Pepa gran parte de América Latina estaba en pie de guerra por su independencia, con ayuda de Gran Bretaña, como no podía ser de otra forma.

Por otro lado, la tesis hispanista defiende una postura mucho más eurocentrista respecto a la conquista y la estructuración del Imperio Español. Si bien esta postura está más vinculado al aspecto universitario y de investigación también ha estado usado frecuentemente con por el nacionalismo español de derechas en toda su frecuencia e intensidad, es decir, por grupos tanto de derecha moderada como por la extrema derecha. Hay una diferencia entre estos dos ámbitos que defienden la tesis hispanista. En el ámbito político se ensalza la misión civilizadora de España en el continente americano en su progreso hacia la modernidad, España dio su idioma, una religión y el progreso a los nativos americanos en diferencia a los imperios coloniales de Gran Bretaña, Francia o las Provincias Unidas (Holanda) que, enemistados con la Monarquía Hispánica  por la constante confrontación fueron los hacedores de la mala imagen de España en el “Descubrimiento de América” y que todavía hoy llega a nuestros días con la famosa Leyenda Negra Española. No hay duda de la importante labor de la Monarquía Hispánica en América ni de su fundamental labor por el desarrollo y evolución del continente, sin embargo, esta visión, como todo en la política, es una visión interesada y por tanto, manipulada. Es aquí donde entra la visión académica de la conquista de América y la construcción de la Hispanidad. Lo primero de todo es que los europeos no “llevaron la civilización” al Nuevo Mundo, ya existían civilizaciones y culturas importantísimas en América. Sin bien en la zona norte y caribeña las sociedades indígenas formaban una organización tribal y en muchos casos nómada, en Centroamérica y Sudamérica los conquistadores encontraron grandísimas civilizaciones con lengua, religión y estados poderosísimos como el Imperio Azteca en Mesoamérica, las ciudades mayas en el Yucatán o el Imperio Inca en la cordillera de los Andes. En sus cartas al emperador Carlos I, Cortés describe la ciudad de Tenochtitlan, capital del Imperio Azteca, que compite en tamaño y suntuosidad con Roma o Constantinopla, o la increíble red de carreteras que conectaban el Imperio Inca y que Francisco Pizarro tan bien supo aprovechar en su campaña de conquista andina. Y lo más importante de este asunto, que es fundamental para entender el pasado de España, y es que España, tal y como nosotros la concebimos y conocemos, no “descubrió” ni conquistó en continente americano, fue la Corona de Castilla con Isabel I y sus sucesores a la cabeza (Carlos I, Felipe II…). Me explico, los Reyes Católicos, Don Fernando II de Aragón y Doña Isabel I de Castilla, no crearon el Reino de España con su unión dinástica, fue una unión política entre las Coronas de Castilla y Aragón, no una unión jurídica, y si bien ambas coronas colaboraron en la política exterior mantuvieron una gran independencia la una de la otra. La conquista americana fue una empresa puramente de la Corona de Castilla y la Corona de Aragón quedó privada de acceder al Nuevo Mundo, por eso en la mayor parte del Nuevo Mundo se habla castellano y no catalán o aragonés, pues la emigración y el comercio estuvo vedado a aragoneses, catalanes, valencianos y baleares hasta la creación del Reino de España en 1715. El ideal liberal del Estado-Nación (Una Nación, un Estado, un Pueblo, una Lengua) y la
tendencia de la derecha española al unitarismo han contribuido a la distorsión de las consecuencias del reinado de sus Católicas Majestades, que no fue la Monarquía Unitaria del Reino de España (de los Borbones) sino la Monarquía Compuesta (diversos reinos y territorios con mismo soberano) de la Monarquía Hispánica (Trastámara/Habsburgos).

Aclarado este punto fundamental, paso a contestar la cuestión principal del artículo sobre la idoneidad del 12 de octubre como nuestra principal Fiesta Nacional. Obviamente esto es completamente mi opinión personal y no pretendo imponer mi pensamiento, sino dar que pensar y abrir debate. ¿Debe ser 12 de octubre nuestra Fiesta Nacional? Pienso que no, creo en que sería muy beneficioso estrechar lazos con todos los países pertenecientes a la Hispanidad a nivel global porque es mucho lo que nos une y lo que compartimos, siempre en una relación de respeto mutua entre iguales sin jerarquías entre los países, sin embargo, pienso que el Día de la Hispanidad como Fiesta Nacional es un error, pues no fue una empresa de todos los reinos españoles y por siglos se excluyó a estos de esta titánica campaña, no por odio o recelo sino por pura mentalidad medieval y porque la Corona de Aragón tenía puestos sus intereses en el Mediterráneo y en los territorios italianos donde tenía constantes enfrentamientos con Francia desde el XIII, es por este motivo que el Imperio Español no fue reflejo de la pluralidad de España con colonos castellanos, extremeños, andaluces, catalanes o valencianos, el Imperio Español fue un imperio exclusivamente castellano hasta que acabó la Guerra de Sucesión Española y la España castellana derrotó a las demás, siendo lo español lo castellano. Más allá de las explicaciones históricas, actualmente creo que es un problema de mentalidad de nosotros mismos, en Occidente y en otros países se celebra la revolución o la liberación de la patria, Francia celebra la Toma de la Bastilla (14 de julio 1789), Estados Unidos celebra su Declaración de Independencia (4 de julio de 1776 ) y Rusia celebra su victoria final sobre la Alemania Nazi (9 de Mayo de 1945), mientras que España celebra el inicio de la conquista, la subyugación de los pueblos y la consolidación de un Estado moderno de carácter autoritario que trataría de avanzar hacia el Absolutismo, esto en el mismo momento de la conquista es algo muy beneficioso para España, pero carece de sentido en un país del siglo XXI donde supuestamente la Revolución Liberal que derruía las estructuras de la Europa más Absolutista triunfó, y  esto es algo que desvela nuestra poca tradición democrática, tanto como individuos como de país. Frente al 12 de octubre hay un hecho más relevante a lo que es, o pudo haber sido, España. El 19 de marzo de 1812, día de San José, con casi la totalidad de España invadida por el Imperio Napoleónico, Las Cortes de Cádiz redactan la Constitución Liberal de 1812, conocida también como “La Pepa”. Estas Cortes estaban formadas por los representantes de todas las Juntas de Gobierno que se habían formado en España tras la abdicación forzosa de los reyes Carlos IV y Fernando VII en Bayona para hacer frente a los franceses y sus miembros, tanto partidarios del absolutismo como del liberalismo redactaron una de las constituciones más progresistas de la Historia que serviría de ejemplo a todas las oleadas revolucionarias que sacudirían Europa en la primera mitad del siglo XIX transformando el continente para siempre. Pese a que esta Constitución fue traicionada por el propio rey Fernando VII en cuanto tuvo ocasión, fue la primera constitución que convirtió a los españoles, tanto peninsulares como americanos, de vasallos en ciudadanos de pleno derecho e iguales ante la ley (teóricamente) en el marco de una Monarquía Parlamentaria que nunca llegó a materializarse por la resistencia de los Borbones a perder el poder. La Revolución Liberal junto con su Constitución fracasó, fue la oportunidad perdida que ha convertido a España en parte de lo que hoy es, un vano intento de ponerse a la altura de sus vecinos europeos, pero uno de los intentos más grandes que ha hecho este país que, aunque fallido, cambió España y Europa y dio el golpe final Absolutismo, por eso creo que el 19 de marzo debería ser nuestra Fiesta Nacional, enorgullecerse de la democracia y de la libertad de los pueblos y no de lo contrario.


dissabte, 5 de novembre del 2016

El taló d'Aquil·les del poder

Les comunitats humanes més antigues, per garantir cert ordre i organitzar la vida diària, van començar a imposar sancions a tot aquell que pertorbara i posara en perill la pau social. Així van veure la llum els primers codis punitius que, de forma rudimentària, pretenien persuadir negativament els que tingueren el desig irrefrenable de realitzar un acte en contra d’un altre o de la pròpia col·lectivitat per por a les conseqüències. El Codi d'Hammurabi de 1728 a.C, un dels més antics conservats, té gravats en pedra 282 normes basades en la idea del "ull per ull, dent per dent" i és mostra del que dic.



No obstant això, a mesura que les comunitats van anar creixent i sofisticant-se, el poder es va adonar que el simple càstig per molt dur que fóra— no era suficient per evitar el delicte ja que "l’Estat" difícilment abastava amb la mirada tot el que ocorria. Calia, llavors, atorgar-li algun tipus de legitimitat a la llei: a partir d'aquest moment un no mataria a un altre només per por que després l’enxamparen, sinó perquè matar una persona està malament.



Reforçada la llei amb conviccions morals, la població posseïa també més raons per delatar als delinqüents. En aquesta tasca sens dubte les religions van ser fonamentals, un pilar de legitimació i d'assentament del poder, de la llei humana, recolzant allò que estava permés i condemnant el que no, exercint un fort i eficaç control social perquè als Déus omnipresents, a diferència dels homes, no se’ls escapa res.

Ara bé, una cosa que resulta òbvia és que les lleis per les quals ens regim són creades pel poder. Aquest, al seu torn i permeteu-me la crítica malgrat el nostre idealisme "bonista", sempre recau sobre una minoria. Independentment del sistema polític explicava Robert Michels tota organització humana complexa tendeix a la burocratització i a l'oligarquia. Tant és així que els atenesos, tot i viure a una democràcia bastant participativa i igualitària, conscients d'això, van tractar d'introduir mecanismes per evitar que certs individus acumularen massa poder i influència. Un d'aquests consistia en què l'assemblea podia condemnar a aquelles persones que considerara perilloses per a la polis a l'ostracisme, és a dir, al desterrament mitjançant una votació. El mateix Pericles, durant anys aclamat com a cap militar, va ser sotmés en reiterades ocasions a aquesta prova de foc malgrat aconseguir sortir indemne totes les voltes...

Respecte del poder i les èlits hem de dir que, a banda de tindre l’oportunitat de transformar la societat, en la seua condició essencialment humana buscaran tard o d'hora perpetuar-se, doncs saben que des d'aqueixa posició privilegiada poden incrementar i protegir els seus interessos personals, el seu estatus. I per dur a terme tal propòsit un governant astut no només se’n servirà de les prerrogatives executives estatals a les seues mans, sinó que alhora sustentarà el seu mandat en idees que assumisquen i facen partícep a la població...

Amb distintes paraules el filòsof marxista Antonio Gramsci parlaria  a principis del segle XX de la "hegemonia cultural". Segons aquest filòsof, la societat, en aparença lliure, és en realitat dominada per una de les seues classes socials els discursos explicatius de la qual constitueixen veritat general. Aconseguint així que el que beneficia a eixe sector concret siga percebut com a beneficiós per a tothom i, per tant, gaudint de certa automatització social. Herbert Marcuse en esta mateixa línia escriurà a 1964 sobre " l’home unidimensional" tot i que des de la perspectiva de la societat de consum.




Així doncs, podem afirmar que un sistema polític funciona prolongadament si la majoria comparteix els valors i sistemes difosos per les èlits que l'encapçalen, reaccionant conjuntament contra la minoria dissident que els qüestiona. L’alienació que es dóna quan les persones creguem que som allò que no som fa que, incapaços d'entendre una idea que trenca els nostres esquemes mentals, la defugim, ataquem i fins i tot odiem. D'este mode, el presoner alliberat de les cadenes que aconsegueix sortir a la superfície i veure la llum del sol quan torna és assassinat pels seus companys que no conceben ni accepten un món diferent al que acostumen les profunditats de la caverna. Açò mateix s’ha donat en el transcurs dels segles, no cal que pose exemples, i seguirá passant en el futur.

La Filosofia és, no obstant i com tractava de transmetre Plató a la seua metàfora, un instrument que empara i guia a través de la reflexió. És la disciplina que, en recerca del coneixement, ensenya a qüestionar les idees inculcades per la societat, preses naturalment com certes, i a desenvolupar noves visions des de la crítica. Al cap i a la fi és un Sòcrates insaciable, una "mort de Déu" continua en termes nietzscheans, un Descartes inconformista, un Copèrnic social...

És Hegel explicant que en el moment que els esclaus van prendre consciència de que res sinó ficcions els distingia realment dels amos, quan deixaren d’estar alienats, és quan exigiren per fi la igualtat i la llibertat. 

És, en definitiva, un perill per al poder (en sentit ampli) ja que, com veieu, permet posar en dubte els seus dogmes, el seu ordre. 
És per això que a la societat subjau interessadament un pragmatisme i racionalisme economicista que margina i cataloga d'inútil a la filosofia i resta d’arts.

Però malgrat les dificultats, gràcies a l'esforç de molts professors, cada volta més joves surten de les aules sent bastant més exigents amb el sistema que els seus majors. I el poder, ben sabedor dels seus punts febles, reacciona. O què és sinó la LOMCE i el desplaçament progressiu de la Filosofia a una assignatura residual en favor de la de Religió?