Ha sido un procreso complejo, arduo. Horas y horas de correcciones y más. La certeza de que mucho antes de llegar a este instante un autor imaginó cómo plasmar cientos, miles de palabras, puntos y comas con argumento. No olvides tampoco que por suerte aprendiste a leer en la escuela... algo fundamental. Apenas le dabas importancia. Pero ahora sí. Te sientas. O te tumbas. Y allá vas con el libro.
Es curioso como a través de nuestro cerebro todo empieza a cobrar sentido, significado, claridad, o como prefiráis, pues cada mente interpreta de una forma. Así, poco a poco, te va picando la curiosidad y sigues leyendo. De repente, hay veces que te encuentras sumergido en un océano donde ni controlas el timón ni controlas el viento pero, escondido detrás de las páginas, no tienes miedo a lo que venga, eres temerario, aventurero. "Umm... pues que bien me cae este tipo" piensas entonces. Y te das cuenta de que la vida imaginada de ese protagonista ya forma parte desde ese momento de ti, de mí...
Todo esto... claro... si el libro es bueno...
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